TOÑY
CUANDO SE COMPARTE EL AMOR
El sol de cada día
Entre juegos, risas pequeñas y el murmullo del viento, se dibuja la magia de lo cotidiano. En una terraza bañada por la luz del sol al atardecer, una madre y su querida bebé comparten el regalo más precioso: el tiempo.
No hay guiones ni expectativas. Solo ellas dos. Miradas cómplices, telas como juguetes, pasos inciertos que se vuelven cada día más firmes. Risas que nacen sin motivo, y lo llenan todo, carreras y saltos de alegrías.
La maternidad no siempre tiene grandes momentos. A veces, son estos instantes sencillos —una caricia en el pelo, un abrazo inesperado o el sonido de una risa nueva— los que se quedan tatuados en el alma.
Esta sesión fue un homenaje a ese tipo de amor que no necesita escenarios grandiosos. Porque en la terraza de casa, entre telas y juegos compartidos, hay un universo entero: el de una madre que acompaña, que se entrega, que crece junto a su hija. En cada foto, se refleja lo más valioso: la alegría pura de vivir juntas los pequeños grandes momentos.
Elegimos colores blancos, azules y malvas que representan la pureza, calma y el calor de una mamá.






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